Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Sal 66
Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó:
–¿«Qué deseas?»
Ella contestó:
–«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó:
–«No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? »
Contestaron:
–«Lo somos.»
Él les dijo:
–«Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo:
–«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será asi entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»
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